. . ."que sepa abrir la puerta para ir a jugar"
Sobre la piel y desde abajo. Complementos nunca singulares
En este norte tan escarpado
Dentro de los labios, fragmentos de fuego
al que empiezo a condenarme
Desde los filos, sabores de mujer en el espejo
acostumbra a llover con olor a romero.
Las manos inconclusas por la selva de tu lengua
Tu figura, río de piedras y tijeras
Espalda contra espalda, cintura de ceniza y nomeolvides
que abraza este papel con sus ojos en tormenta.
Al dorso de los párpados, relámpagos y volcanes.
No supiste retirar la espada
no quisiste matar la noche de tu voz.
Es tan difícil escalar mares de sal y madera.