29.9.06

protocol

normales a simple vista, idénticos a cualquier otro y sin embargo tienen siempre la piel mudante. fijate: si le guardás una nuez vas a ver que los contornos se azulan despacito. probá, despacito. guardá una nuez, un nudo, una cereza: lo vas a ver relumbrando sutil durante años. pero cambiemos. confiale ahora un acorde, una tijera, cualquier juego de palabras y esperá que su pelusa lavanda te acaricie las manos y las rodillas. como hormigas, como sombras. si no encontraste la llave, no vas a poder conservar las flechas, ni sueñes tampoco con germinar relámpagos. pero si llegaste más allá de las membranas, si una tinta naranja se derrama implacable en tus cornisas, por nada del mundo le sueltes los ojos.